Hay que tener en cuenta que la composición del sudor
varía. Algunas personas pierden más
sodio en el sudor que otras, lo que puede influir en el rendimiento y
aumentar el riesgo de padecer calambres si no se toman suficientes
electrólitos. Otro factor que influye es el lugar donde vivas. Puedes tardar
unos 10-14 días en aclimatarte a unas condiciones cálidas y húmedas. Las
personas que entrenan en zonas húmedas
estarán acostumbradas a este tipo de condiciones y es probable que rindan mejor
en una carrera de agosto en una zona costera que alguien que viaje para
correrla desde una zona más seca. Tendemos a creer que los mejores momentos
para patinar son a primera hora de la mañana o por la tarde, o bien en los días
nublados y lluviosos en los que no hace demasiado calor. Pero en cualquiera de
esos momentos, la humedad puede estar
disparada.
Cuando consultes la previsión meteorológica, no
prestes atención solamente a la temperatura. El índice de calor combina la
temperatura con la humedad relativa para informarte de la temperatura aparente,
que es la sensación de calor ambiental.
La humedad relativa no es un factor importante hasta que alcanza valores de
alrededor del 40%. Por debajo de esa cifra, puedes correr con comodidad,
mientras que por encima, tu rendimiento puede verse afectado. Por ejemplo, en
un día de 24ºC con una humedad relativa del 0%, la sensación será de 20,5ºC. En
cambio, con una humedad del 100%,
esos 24ºC parecerán 26,5ºC (aunque no existe una fórmula sencilla para calcular
el índice de calor, es fácil encontrarlo en las páginas web de previsiones
meteorológicas y en aplicaciones para móviles). Las agencias de meteorología
emiten avisos por calor cuando se prevé que el índice alcance valores
peligrosos durante al menos 2 días consecutivos.
Elige una ruta por la sombra y realiza pausas a poca velocidad. Es
esencial hidratarse adecuadamente. Patina por sensaciones en vez de por el
ritmo. Cuando las temperaturas pasan de los 24 a los 32ºC, la frecuencia
cardíaca puede aumentar 10-20 latidos
por minuto, lo que hará que la sensación de esfuerzo sea mucho mayor. Si
añades humedad a la mezcla, el efecto será aún más marcado.
Debes estar atento a los primeros signos de alerta del agotamiento por calor y del
golpe de calor: fatiga, náuseas, mareos, cefalea, hormigueos en la piel y
confusión. Emprende la retirada si sientes cualquiera de estos síntomas, aunque
no hayas acabado tu entrenamiento o aunque aún estés lejos de tu objetivo. Pero
también hay buenas noticias: puedes enseñar a tu cuerpo a responder con más
eficacia en condiciones de calor. Practica en la segunda mitad del verano que
te permita acumular varias semanas de entrenamientos con calor, de modo que
tengas que esforzarte menos que
si fuese a principios de la temporada.
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PUBLICADO POR BARCELONA INTER ROLLER
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